Qué es la innovación disruptiva
Una innovación que es inesperada, pero que no afecta a los mercados existentes (por ejemplo, los primeros automóviles de finales del siglo XIX, que eran artículos de lujo caros, y como tales se vendieron muy pocos)
Una innovación que crea un nuevo mercado o entra en el fondo de un mercado existente proporcionando un conjunto diferente de valores, que en última instancia (y de forma inesperada) supera a los titulares (por ejemplo, el modelo T de Ford, más barato y asequible, que desplazó a los coches de caballos)
En la teoría empresarial, la innovación disruptiva es la que crea un nuevo mercado y una red de valor o entra en la base de un mercado existente y acaba desplazando a las empresas, productos y alianzas líderes del mercado. [El concepto fue desarrollado por el académico estadounidense Clayton Christensen y sus colaboradores a partir de 1995,[3] y ha sido calificado como la idea empresarial más influyente de principios del siglo 21.[4] Lingfei Wu, Dashun Wang y James A. Evans generalizaron este término para identificar los avances científicos y tecnológicos disruptivos a partir de más de 65 millones de artículos, patentes y productos de software que abarcan el período 1954-2014. Su trabajo fue portada del número de febrero de 2019 de Nature[5] y fue seleccionado como el trabajo más discutido de Altmetric 100 en 2019[6].
Definición de innovación disruptiva christensen
En una época en la que la disrupción tecnológica parece producirse más rápido que nunca, es fácil quedar atrapado en la persecución. Una nueva plataforma o dispositivo sacude las cosas, y muchas empresas entran en modo de reacción, pensando que si pueden lanzar su propia versión, serán capaces de mantener su negocio relevante y competitivo.
Hay una forma mejor de preparar su negocio para el éxito: Dejar de perseguir a los disruptores. En su lugar, céntrate en tomar decisiones audaces ahora que te permitan dar forma a tu propio futuro, y hacer que otras empresas te sigan.
Es más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto, pero hay una forma sencilla de empezar. Concéntrese en unas cuantas decisiones clave que le ayuden a reimaginar cómo trabaja y quién es en la era digital. Se trata de grandes decisiones, pero una forma de pensar en ellas es en términos de “las cinco C”: el reto, las capacidades, la configuración, la nube y la cultura que necesita para remodelar audazmente su modelo de negocio para crear valor a largo plazo.
La disrupción de los negocios basados en plataformas a menudo hace que las empresas se apresuren a reconfigurar sus modelos de negocio para seguirlos. Aunque la digitalización es fundamental, es importante reconocer que la tecnología no es la razón por la que esas empresas fueron capaces de separarse del resto, sino que se centraron en resolver los problemas de sus clientes de forma innovadora y duradera.
Nuevas perturbaciones en el mercado
Durante los últimos 20 años, la teoría de la innovación disruptiva ha tenido una enorme influencia en los círculos empresariales y ha sido una poderosa herramienta para predecir qué participantes en la industria tendrán éxito. Desgraciadamente, la teoría también se ha malinterpretado en gran medida, y la etiqueta “disruptiva” se ha aplicado con demasiada negligencia cada vez que un recién llegado al mercado sacude a los titulares bien establecidos.
En este artículo, el arquitecto de la teoría de la disrupción, Clayton M. Christensen, y sus coautores corrigen parte de la información errónea, describen cómo ha evolucionado el pensamiento sobre el tema y discuten la utilidad de la teoría.
Comienzan aclarando lo que supone la disrupción clásica: una pequeña empresa que se dirige a clientes ignorados con una oferta novedosa pero modesta y que gradualmente asciende en el mercado para desafiar a los líderes del sector. Señalan que Uber, comúnmente aclamado como un disruptor, en realidad no encaja en el molde, y explican que si los gerentes no entienden los matices de la teoría de la disrupción o aplican sus principios correctamente, pueden no tomar las decisiones estratégicas correctas. Los errores más comunes, dicen los autores, son no ver la disrupción como un proceso gradual (lo que puede llevar a los titulares a ignorar las amenazas importantes) y aceptar ciegamente el mantra “Disrupt or be disrupted” (lo que puede llevar a los titulares a poner en peligro su negocio principal al tratar de defenderse de los competidores disruptivos).
Qué es la disrupción tecnológica
La innovación disruptiva se refiere a la innovación que transforma productos o servicios caros o muy sofisticados -antes accesibles a un segmento de consumidores de alto nivel o más cualificados- en otros más asequibles y accesibles para una población más amplia. Esta transformación perturba el mercado al desplazar a los competidores establecidos desde hace tiempo.
La innovación disruptiva no es el proceso de mejora o perfeccionamiento de los productos para el mismo grupo objetivo, sino que implica las tecnologías utilizadas para facilitar su uso y ponerlas a disposición del mercado más amplio y no dirigido. Un ejemplo de innovación disruptiva es la introducción de las descargas de música digital, que han sustituido con creces a los discos compactos (CD).
Clayton Christensen popularizó la idea de la innovación disruptiva en el libro The Innovator’s Solution (La solución del innovador), que era una continuación de su The Innovators Dilemma (El dilema del innovador) publicado en 1997. Christensen planteó que había dos tipos de tecnologías con las que se enfrentaban las empresas.
Las tecnologías sostenibles eran las que permitían a una empresa mejorar progresivamente sus operaciones en un plazo predecible. Estas tecnologías y la forma en que se incorporaban al negocio estaban diseñadas principalmente para permitir a las empresas seguir siendo competitivas, o al menos mantener un statu quo. Las tecnologías disruptivas y su forma de integración -las innovaciones disruptivas- eran menos fáciles de planificar y potencialmente más devastadoras para las empresas que no les prestaban suficiente atención.