El progreso tecnológico
La mejora exponencial de la potencia de cálculo ha dado lugar a avances radicales en la inteligencia de las máquinas, y los vehículos autónomos y la desintermediación de los modelos de negocio establecidos desde hace tiempo son indicativos de las revoluciones que se avecinan.
Los avances en la secuenciación genética y los nanomateriales tendrán efectos transformadores en la salud y la medicina, así como en la agricultura. La robótica, el Internet de las cosas y la impresión 3D transformarán la fabricación, las cadenas de suministro y los sistemas de control. Mientras tanto, las espectaculares mejoras en la eficiencia de las fuentes de energía renovables y la necesidad de reducir rápidamente las emisiones de carbono están provocando cambios radicales en los sistemas de energía, transporte, alimentación y otros.
Las nuevas tecnologías tienen el potencial de alterar fundamentalmente el crecimiento económico, la inversión, el ahorro, el consumo, el empleo, los ingresos, las pensiones, las carreras y la productividad. Sin embargo, nuestra comprensión de lo que esto significará para la economía mundial y de cómo repercutirá en los mercados, las ciudades y las sociedades es, en el mejor de los casos, limitada.
La vida antes y después de la tecnología
Las nuevas tecnologías, como las telecomunicaciones 5G, los vehículos de autoconducción y los medicamentos y vacunas basados en el ARNm, tienen el potencial de moldear nuestro futuro. La anticipación de su impacto puede estar afectando ya a la economía en la actualidad.
Al igual que Internet y los teléfonos inteligentes han revolucionado nuestra forma de vivir y trabajar en la última década, muchos esperan que las nuevas tecnologías -incluidos los vehículos eléctricos de autoconducción, el blockchain y la inteligencia artificial- hagan lo mismo en un futuro próximo.
Casi a diario nos enteramos de inminentes avances tecnológicos que generan expectativas de mayor riqueza futura y mejor calidad de vida. Se podría pensar que hay que esperar a que estas nuevas tecnologías estén disponibles para que empiecen a afectar a nuestras vidas. Pero investigaciones recientes demuestran que el comportamiento puede cambiar, simplemente en previsión de futuros avances tecnológicos.
Las noticias prometedoras y que pueden cambiar la vida sobre las tecnologías del futuro están por todas partes. Por supuesto, el sentimiento de optimismo sobre un futuro más brillante y avanzado no es nada nuevo: se ha repetido a lo largo de generaciones.
Cómo la tecnología ha cambiado la forma de interactuar con los demás
La tecnología es algo a lo que hay que resistirse. Ya sea que fomente el comportamiento antisocial, la polarización cultural o los trastornos laborales a gran escala, el cambio tecnológico es una lucha frustrante y perenne a la que se enfrenta la sociedad. Los beneficios recaen en gran medida en unos pocos oligarcas. Más existencialmente, las tecnologías digitales nos roban nuestra humanidad, ya que la automatización y el aprendizaje automático se convierten en un peligroso amo al que debemos servir.
Al menos, esa es la lamentable impresión que pueden dar algunos críticos. Teniendo en cuenta esta sombría visión de los asuntos, es sorprendente que alguien tolere la tecnología moderna. ¿Por qué permitir cambios sociales tan traumáticos si no se consigue nada que valga la pena?
Es cierto que la antipatía por el cambio tecnológico anima muchas propuestas de limitación o prohibición total de ciertas aplicaciones de la tecnología. Sin embargo, aparte de unos pocos países, ningún gobierno prohíbe totalmente la innovación tecnológica. ¿Por qué?
La verdad es que mucha gente se da cuenta de que la innovación tecnológica, el crecimiento económico y el bienestar humano en general están estrechamente relacionados y que frenar nuestra capacidad de innovación significa poner en peligro nuestro potencial de progreso. Si no permitimos cierta disrupción hoy, nuestra calidad de vida general será mucho menor mañana.
Globalización tecnológica
Las nuevas tecnologías, como las telecomunicaciones 5G, los vehículos de autoconducción y los medicamentos y vacunas basados en el ARNm, tienen el potencial de moldear nuestro futuro. La anticipación de su impacto puede estar afectando ya a la economía en la actualidad.
Al igual que Internet y los teléfonos inteligentes han revolucionado nuestra forma de vivir y trabajar en la última década, muchos esperan que las nuevas tecnologías -incluidos los vehículos eléctricos de autoconducción, el blockchain y la inteligencia artificial- hagan lo mismo en un futuro próximo.
Casi a diario nos enteramos de inminentes avances tecnológicos que generan expectativas de mayor riqueza futura y mejor calidad de vida. Se podría pensar que hay que esperar a que estas nuevas tecnologías estén disponibles para que empiecen a afectar a nuestras vidas. Pero investigaciones recientes demuestran que el comportamiento puede cambiar, simplemente en previsión de futuros avances tecnológicos.
Las noticias prometedoras y que pueden cambiar la vida sobre las tecnologías del futuro están por todas partes. Por supuesto, el sentimiento de optimismo sobre un futuro más brillante y avanzado no es nada nuevo: se ha repetido a lo largo de generaciones.