Evolución de la tecnología
El agua es la vida, y la vida en la Tierra está ligada al agua. Nuestra existencia depende del agua, o de la falta de ella, en muchos sentidos, y podría decirse que toda nuestra civilización se basa en el uso del agua.
Este artículo examina la influencia del agua en la salud pública a lo largo de la historia. La agricultura y el desarrollo de los asentamientos condujeron al inicio del problema al que se enfrenta la humanidad hoy en día: cómo conseguir agua potable para los seres humanos y el ganado y cómo gestionar los residuos que producimos. La disponibilidad de agua en grandes cantidades se ha considerado una parte esencial de la civilización a lo largo de las diferentes épocas: Los baños romanos necesitaban mucha agua, al igual que los inodoros y las duchas que se utilizan en la civilización occidental actual. La importancia del agua potable de buena calidad se ha establecido desde hace años. Sin embargo, la importancia de un saneamiento adecuado no se comprendió hasta el siglo XIX.
En este artículo se expone la importancia del agua a lo largo de la historia. Se presta especial atención a la primera urbanización de las civilizaciones antiguas, sobre todo en la antigua Grecia y Roma (Vuorinen 2007). Sin embargo, también se describen brevemente la segunda, tercera y cuarta fases de la urbanización. Por último, se discuten las principales conclusiones y sus implicaciones para la gestión y las políticas actuales del agua.
Qué es la civilización
Las ciudades tienen una larga historia, aunque las opiniones sobre qué asentamientos antiguos son verdaderamente ciudades varían. Los beneficios de los asentamientos densos incluían la reducción de los costes de transporte, el intercambio de ideas, el uso compartido de los recursos naturales, los grandes mercados locales y, en algunos casos, las comodidades como el agua corriente y el alcantarillado. Los posibles costes incluirían un mayor índice de delincuencia, mayores tasas de mortalidad, mayor coste de la vida, peor contaminación, tráfico y altos tiempos de desplazamiento. Las ciudades crecen cuando los beneficios de la proximidad entre personas y empresas son mayores que el coste.
No hay pruebas suficientes para afirmar qué condiciones dieron lugar a las primeras ciudades. Algunos teóricos han especulado sobre lo que consideran condiciones previas adecuadas y mecanismos básicos que podrían haber sido fuerzas motrices importantes.
La opinión convencional sostiene que las ciudades se formaron por primera vez después de la revolución neolítica. La revolución neolítica trajo consigo la agricultura, que posibilitó una mayor densidad de población humana, lo que favoreció el desarrollo de las ciudades[1] No está claro si los inmigrantes agricultores sustituyeron a los recolectores o si éstos empezaron a cultivar. El aumento de la producción de alimentos por unidad de tierra favoreció una mayor densidad de población y más actividades urbanas. En su libro Ciudades y desarrollo económico, Paul Bairoch recoge esta postura en su argumento de que la actividad agrícola parece necesaria antes de que puedan formarse verdaderas ciudades[2].
Historia de la tecnología
A pesar de sufrir el horrible sistema de la esclavitud, la aparcería y la época de Jim Crow, los primeros afroamericanos hicieron innumerables contribuciones a la ciencia y la tecnología (1). Sin embargo, este linaje y esta cultura de logros surgieron hace al menos 40.000 años en África. Por desgracia, pocos conocemos estos logros, ya que la historia de África, más allá del antiguo Egipto, rara vez se divulga.
Lamentablemente, la gran mayoría de los debates sobre los orígenes de la ciencia sólo incluyen a los griegos, romanos y otros blancos. Pero, de hecho, la mayoría de sus descubrimientos se produjeron miles de años después de los desarrollos africanos. Aunque la notable civilización negra de Egipto sigue siendo atractiva, también hubo sofisticación e inventos impresionantes en toda el África subsahariana antigua. Sólo hay un puñado de estudiosos en este campo. El más prolífico es el difunto Ivan Van Sertima, profesor asociado de la Universidad de Rutgers. En una ocasión escribió de forma conmovedora que “el nervio del mundo ha estado apagado durante siglos a las vibraciones del genio africano” (2).
Revolución urbana gordon childe
Las civilizaciones humanas antiguas y modernas se han beneficiado de las innovaciones tecnológicas, las invenciones y las aplicaciones de ingeniería utilizadas en las sociedades para realizar tareas específicas, pero también se han visto obstaculizadas por ellas. Para que las sociedades prosperen y evolucionen, las innovaciones tecnológicas se han hecho necesarias, mientras que al mismo tiempo la cultura, los ideales y las aspiraciones de las sociedades humanas han dado forma a la manera en que esas civilizaciones han creado, se han beneficiado y se han visto impedidas por la tecnología. Como los sistemas tecnológicos son inventados por los humanos y reflejan la esencia misma de las necesidades y la cultura de una población, las sociedades/civilizaciones humanas y su tecnología se han vuelto inseparables entre sí. La naturaleza cíclica de la sociedad y las tecnologías es una en la que cada factor afecta en gran medida al otro, empezando por las sociedades humanas y dando lugar al desarrollo de diferentes tecnologías para satisfacer las necesidades de la sociedad. Esas tecnologías cambian el modo de comportamiento y funcionamiento de las sociedades, lo que también afecta y hace evolucionar sus economías, produciendo una potencial mayor necesidad de más tecnología, lo que da lugar a un ciclo. Esta relación codependiente de coinfluencia y coproducción ha sido así desde el principio de la historia, lo que ha dado lugar a dos formas principales de esta relación sinérgica que coevolucionan, dependiendo del tipo de sociedad en cuestión: