La inteligencia artificial en la auditoría
representa la diferencia entre el tiempo de información esperado. La tasa de ganancia de información se refiere a la relación de la diferencia causada por la incertidumbre de la variable. La información esperada () se muestra en la ecuación (2):
La información esperada se refiere al valor medio de la información de procesamiento general, o el acuerdo después de asignar el valor ponderado de cada información de procesamiento. Entre ellos, representa la probabilidad de ocurrencia del valor correspondiente de la variable aleatoria. La entropía de la información () se muestra en la ecuación (3):
representa la probabilidad de que un evento aleatorio sea . La entropía de la información se refiere al posible valor que mide una ocurrencia específica en un momento.Los indicadores clave se clasifican. La tasa de ganancia de información relativa del indicador se dividirá. La ganancia de valor se estandariza y unifica aún más. La información de la clasificación () es como , como se muestra en la ecuación (4):
Este valor representa la información generada al dividir el conjunto de datos de entrenamiento en divisiones correspondientes a la salida de la prueba de atributos. La relación de ganancia de información se muestra en la ecuación (5):
Inteligencia artificial r=h:org
La inteligencia artificial (IA) tiene diversos usos en la administración pública. Puede utilizarse para fomentar los objetivos de las políticas públicas (en ámbitos como los servicios de emergencia, la sanidad y el bienestar), así como para ayudar al público a interactuar con la Administración (mediante el uso de asistentes virtuales, por ejemplo[1]). Según la Harvard Business Review, “las aplicaciones de la inteligencia artificial en el sector público son amplias y crecientes, y los primeros experimentos se están llevando a cabo en todo el mundo”[2] Hila Mehr, del Ash Center for Democratic Governance and Innovation de la Universidad de Harvard, señala que la IA en la administración pública no es algo nuevo, ya que los servicios postales utilizaron métodos automáticos a finales de los años 90 para reconocer la escritura de los sobres y así poder enviar las cartas automáticamente[3]. [3] El uso de la IA en la administración pública conlleva importantes beneficios, como la eficiencia que supone un ahorro de costes (por ejemplo, al reducir el número de personal de atención al público), y la reducción de las oportunidades de corrupción[4], pero también conlleva riesgos.
Los usos potenciales de la IA en la administración pública son amplios y variados,[5] y Deloitte considera que “las tecnologías cognitivas podrían llegar a revolucionar todas las facetas de las operaciones de la administración pública”[6] Mehr sugiere que seis tipos de problemas de la administración pública son adecuados para las aplicaciones de la IA:[3].
La inteligencia artificial y su impacto en la administración pública
En una victoria para los defensores de los derechos digitales, los miembros del Parlamento Europeo dieron la voz de alarma esta semana sobre el uso de la inteligencia artificial (IA) en asuntos penales. Según los críticos, el uso propuesto de la tecnología algorítmica para predecir la futura criminalidad, la implantación de software de reconocimiento facial en los espacios públicos y la autorización de la vigilancia masiva biométrica amenazan el disfrute de una miríada de derechos y libertades fundamentales.
Propuestas como éstas pueden parecer un paso hacia el futuro distópico retratado en el gran éxito de 2002 de Steven Spielberg, Minority Report, en el que la policía intercepta y detiene preventivamente a los delincuentes antes de que cometan delitos basándose en datos proporcionados por videntes.
Pero los sistemas algorítmicos que asisten o incluso sustituyen a los humanos en los procesos de toma de decisiones ya no son un asunto de ciencia ficción. A medida que un número cada vez mayor de políticos y administradores confían en la IA, ésta está configurando cada vez más la forma en que se gobierna. De hecho, estamos en medio de un profundo cambio en el funcionamiento de las instituciones públicas y en la administración de los bienes y servicios públicos.
Cómo la inteligencia artificial podría transformar la administración pública
La inteligencia artificial (IA) es algo más que una palabra de moda. Desde los camiones sin conductor que recorren el país hasta la IA que gana juegos “imposibles de ganar”, ya está influyendo en nuestra vida doméstica y pronto desempeñará un papel mucho más importante en nuestra vida laboral. Las posibles aplicaciones de la inteligencia artificial entusiasman a los directivos con visión de futuro, que ven las oportunidades que ofrecerá la IA para hacer avanzar las carreras y los resultados empresariales con mayor rapidez. La inteligencia artificial en la empresa es un avance que puede permitir a los buenos directivos ser grandes.
Las aplicaciones de la inteligencia artificial en la empresa son muchas, desde la mejora de las relaciones con los empleados y los clientes hasta la búsqueda de patrones en un volumen de datos extremo o la realización de tareas repetitivas. Esto debería ser un gran beneficio para la mayoría de los gerentes, ya que significa que deberían tener más tiempo para centrarse en cómo añadir valor a su organización. La clave es aprovechar la oportunidad que la inteligencia artificial en los negocios presenta para el éxito individual y de la organización, incluyendo el escalamiento de sus habilidades y el uso de la IA para escalar su impacto.