Tecnología de Corea
Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) se están combinando con las tecnologías emergentes en formas transformadoras que cambiarán fundamentalmente nuestra forma de vivir. Imagínese un mundo en el que las velocidades de descarga sean casi nulas, la información se analice en menos de un nanosegundo, la producción de alimentos fluya sin problemas del campo a la mesa y la inteligencia artificial revolucione la forma en que interactuamos con nuestro hermoso planeta.
Japón es el mercado más importante del mundo en cuanto a innovación tecnológica y el 5G no es una excepción. Según informó NTT Docomo en febrero de 2021, en cooperación con un grupo internacional de otras empresas líderes, se ha firmado un acuerdo básico para establecer un consorcio que proporcione soluciones 5G que allanen el camino hacia el futuro. Aunque todavía está en pañales, los miembros participantes esperan aprovechar varias ventajas de la 5G, como la banda ancha móvil mejorada (eMBB), las comunicaciones de baja latencia ultra fiables (URLLC) y las comunicaciones masivas de tipo máquina (mMTC). La nueva tecnología se probará en Tailandia y los servicios comerciales se lanzarán oficialmente en 2022.
Por qué Japón es líder en tecnología
Se puede ir a la megatienda Yodobashi para comprar prácticamente cualquier aparato que exista -desde teléfonos a cámaras y ordenadores, pasando por cualquiera de sus accesorios-; se puede ir a SEGA para ver niveles y niveles de increíbles juegos de arcade, antiguos y nuevos, en los que uno se puede ver obligado a quedarse durante horas; se puede pasar por cualquiera de los callejones con puestos de electrónica y vendedores ambulantes llenos de productos oscuros y especializados, algunos de los cuales no se pueden encontrar en ningún otro sitio.
Aunque en los últimos años ha empezado a cambiar su foco de atención, pasando de la electrónica al otaku (o “cultura de los fans”, es decir, el cosplay, el anime, etc.), sigue siendo la capital asiática del mundo de los consumidores de tecnología. Es una visita obligada para cualquier aficionado a la tecnología.
Pero hay mucho más: por ejemplo, el Centro de Exposiciones de Tsukuba, que se centra en cohetes, robótica y vehículos submarinos, pero que también cuenta con un estupendo planetario y un conocido robot en el vestíbulo que toca un órgano. También está la Plaza de la Ciencia, en la que se hace hincapié en la tecnología industrial y en la que se puede echar un vistazo realmente fascinante a lo que podría ser el futuro próximo, basándose en el ritmo de innovación tecnológica del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (o AIST).
Innovación en Japón
Cuando me trasladé por primera vez a Japón a finales de la década de 1990, los logros tecnológicos de este país eran envidiados. En 2001, en la presentación de un libro en Nueva York, grabé un vídeo de los compañeros de juerga con mi teléfono móvil japonés. El modelo acababa de salir al mercado: una concha cuadrada de plástico brillante y granate, con una impresionante pantalla en color y gráficos tipo emoji. Envié el vídeo por correo electrónico al instante a unos amigos editores de Tokio, que por aquel entonces tenía la segunda velocidad de Internet más rápida del mundo. Me respondieron unos minutos más tarde, mostrando signos de victoria. Mis amigos de Nueva York se lamentaron como si acabáramos de ver un nuevo alunizaje.
Pero casi exactamente veinte años después, vastas regiones del universo digital japonés están estancadas en los primeros años de la década de los ochenta. La banca en línea, las reservas de las aerolíneas, los principales periódicos, lo que sea: Los servicios que la revolución digital ha agilizado en gran parte del mundo están, en Japón, todavía plagados de enrevesados menús desplegables que conducen a callejones sin salida, y de detallados formularios que hay que imprimir, rellenar a bolígrafo e incluso devolver por fax. En un país que se enorgullece justificadamente de su excelente servicio al cliente, algo sucede cuando se trata de transmitir información a través de una interfaz de usuario que se muestra en una pantalla plana.
Japón vive en el futuro
Se puede ir a la megatienda Yodobashi para comprar prácticamente cualquier aparato que exista -desde teléfonos hasta cámaras y ordenadores, pasando por cualquiera de sus accesorios-; se puede ir a SEGA para ver niveles de increíbles juegos de arcade, antiguos y nuevos, en los que es posible quedarse durante horas; se puede pasar por cualquiera de los callejones con puestos de electrónica y vendedores ambulantes llenos de productos oscuros y especializados, algunos de los cuales no se pueden encontrar en ningún otro sitio.
Aunque en los últimos años ha empezado a cambiar su foco de atención, pasando de la electrónica al otaku (o “cultura de los fans”, es decir, el cosplay, el anime, etc.), sigue siendo la capital asiática del mundo de los consumidores de tecnología. Es una visita obligada para cualquier aficionado a la tecnología.
Pero hay mucho más: por ejemplo, el Centro de Exposiciones de Tsukuba, que se centra en cohetes, robótica y vehículos submarinos, pero que también cuenta con un estupendo planetario y un conocido robot en el vestíbulo que toca un órgano. También está la Plaza de la Ciencia, en la que se hace hincapié en la tecnología industrial y en la que se puede echar un vistazo realmente fascinante a lo que podría ser el futuro próximo, basándose en el ritmo de innovación tecnológica del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (o AIST).