Impacto de la tecnología en la producción de alimentos
Aunque nuestro sistema alimentario actual no satisface las necesidades de las personas y del planeta, hay razones para ser optimistas sobre el futuro. Las tecnologías emergentes nos ofrecen un abanico creciente de oportunidades para transformar nuestros sistemas alimentarios y agrícolas. Para aprovechar estas oportunidades, los responsables políticos, los científicos y los empresarios deben:
Este documento explora estas áreas clave. Ilustra el importante potencial de algunas de las tecnologías alimentarias y agrícolas más transformadoras, al tiempo que esboza algunos de los retos subyacentes para llevarlas a escala de forma responsable. También comienza a abordar algunas áreas políticas que merecen la atención de los gobiernos y destaca las cuestiones que debemos abordar para crear un sistema alimentario adecuado para el siglo XXI, un sistema que ofrezca resultados para todos, en todas partes.
Como parte de este análisis, hemos identificado cinco conjuntos de preguntas que proporcionan un punto de partida para los gobiernos que quieren aprovechar la oportunidad que ofrecen las tecnologías alimentarias. Agradecemos el compromiso de todos los actores interesados en ayudar a abordar estas cuestiones.
Ejemplos de tecnología moderna en la producción de alimentos
La industria agrícola se ha transformado radicalmente en los últimos 50 años. Los avances en maquinaria han ampliado la escala, la velocidad y la productividad de los equipos agrícolas, lo que ha permitido cultivar de forma más eficiente un mayor número de tierras. Las semillas, el riego y los fertilizantes también han mejorado enormemente, ayudando a los agricultores a aumentar su rendimiento. Ahora, la agricultura se encuentra en los primeros días de otra revolución, en cuyo centro se encuentran los datos y la conectividad. La inteligencia artificial, la analítica, los sensores conectados y otras tecnologías emergentes podrían aumentar aún más los rendimientos, mejorar la eficiencia del agua y otros insumos, y crear sostenibilidad y resiliencia en los cultivos y la ganadería.
A medida que el mundo experimenta un salto cuántico en la velocidad y el alcance de las conexiones digitales, las industrias están obteniendo herramientas nuevas y mejoradas para impulsar la productividad y estimular la innovación. A lo largo de la próxima década, las tecnologías existentes, como la fibra, las redes de área amplia de baja potencia (LPWAN), la Wi-Fi 6, la 5G de banda baja y media, y las conexiones de corto alcance, como la identificación por radiofrecuencia (RFID), ampliarán su alcance a medida que se construyan las redes y crezca su adopción. Al mismo tiempo, aparecerán nuevas generaciones de estas tecnologías, con estándares mejorados. Además, empezarán a aparecer nuevos tipos de conectividad de frontera más revolucionarios -y que requieren más capital-, como la banda alta 5G y los satélites de órbita terrestre baja (LEO).
Cómo se utiliza la tecnología en la industria alimentaria
Cuando la agricultura arraigó por primera vez hace unos 12.000 años, provocó un cambio en el modo de vida de las personas. Bautizada como la “revolución neolítica”, la promesa de un suministro fiable de alimentos permitió a los humanos abandonar su estilo de vida nómada de cazadores y recolectores. De estos primeros asentamientos surgieron ciudades y civilizaciones complejas que dieron forma al mundo tal y como lo conocemos.
La agricultura ha permitido que la población humana crezca de forma explosiva, y su industrialización en los últimos dos siglos impulsó el salto de 1.000 millones a casi 7.700 millones de personas. Como resultado, la agricultura en su forma moderna ha puesto a prueba los límites de nuestros recursos medioambientales.
La agricultura provoca alrededor del 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano y utiliza hasta el 92% del agua dulce del mundo. Según un informe del WWF y el minorista británico Tesco, alrededor del 40% de los alimentos cultivados no se consumen. China pierde unos 35 millones de toneladas de grano antes de su venta al por menor cada año, lo que supone un 5% de los 685 millones de toneladas de grano producidas en 2021.
Con una previsión de 2.000 millones de bocas más que alimentar en todo el mundo para 2050, la agricultura debe ser más productiva y sostenible al mismo tiempo. Para ello es necesario aumentar la inversión y la adopción de tecnologías que aumenten la productividad y la participación de los jóvenes y los pequeños agricultores.
Nuevas tecnologías en la industria alimentaria
La población mundial se acerca a los 9.000 millones de personas, la tierra disponible se reduce y nuestras comunidades están cada vez más conectadas, lo que hace que un problema global cada vez más importante penda sobre nuestras cabezas: la seguridad alimentaria. Afortunadamente, la tecnología nos permite rastrear, analizar y comprender el funcionamiento de nuestro sistema alimentario para ayudar a reducir la cantidad de residuos alimentarios y las emisiones de carbono y, en última instancia, alimentar a los 842 millones de personas que actualmente no tienen suficiente para comer.
Y las startups alimentarias están dejando a todos boquiabiertos. Una investigación de CB Insights mostró que la financiación de capital riesgo para las empresas de reparto de comida alcanzó un máximo histórico en el primer trimestre de 2014, con más de 200 millones de dólares. Pero utilizar los smartphones para pedir comida tailandesa a domicilio a las 11 de la noche es solo la punta del iceberg. He aquí 10 formas en que la tecnología está cambiando nuestra comida y la forma en que la encontramos, la consumimos y nos deshacemos de ella.
La biotecnología utilizada para crear organismos modificados genéticamente (OMG) es fundamental en la tecnología de los alimentos, y también notoria. Un OGM es algo que ha sido modificado genéticamente para tener ciertos rasgos, como la resistencia a los herbicidas, la resistencia a las plagas y un mayor valor nutricional. En 1994, el primer tomate modificado, el Flavr Savr, fue aprobado por la FDA y puesto en el mercado. Rápidamente dio lugar al desarrollo de otras semillas, y en 1999, cien millones de acres fueron cultivados con cultivos modificados genéticamente.