Ordenador 1950
El final de la Segunda Guerra Mundial fue más inquietante y no ofreció muchos aspectos positivos a la mayoría de los países. Aun así, la existencia de la Revolución Industrial, y la de grandes mentes en ciernes, allanó el camino para que la tecnología siguiera adelante. Los inventos de la década de 1950 hablan de lo que hoy conocemos como mundo moderno, ya que la década cuenta con muchos inventos beneficiosos.
A medida que se acercaba la década de 1950, sólo unos pocos vieron la necesidad de no usar dinero en efectivo. La primera tarjeta que se utilizó para pagar sin necesidad de dinero físico se inventó en 1950. A Frank McNamara se le atribuye este invento, acompañado de su colega Ralph Schneider. Ambos eran propietarios y operadores de Diners Club.
En 1949, cuando McNamara estaba en una cena de negocios, se levantó para pagar y entonces se dio cuenta de que no tenía ningún billete; incluso su cartera estaba vacía. Desde entonces, se empeñó en idear un medio de pago que no requiriera moneda física, tal vez una alternativa al pago en efectivo. Al final se le ocurrió inventar una tarjeta a la que llamó Diners Club por llevar mucho tiempo en el restaurante.
La cultura pop estadounidense en los años 50
Abarca todos los aspectos de la tecnología del siglo XX, incluidos los desarrollos que son esencialmente productos de este siglo -como la aeronáutica y los ordenadores-, así como los que tienen sus raíces en el pasado. Aunque se hace hincapié en la innovación tecnológica, se presta atención también a los factores sociales, económicos y políticos que influyen en los recientes desarrollos industriales.
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Tecnología de los 70
El éxito demostrado en los vuelos espaciales es el resultado de la tecnología electrónica desarrollada en Cabo Cañaveral, el Centro Espacial J. F. Kennedy y otros lugares, y aplicada aquí. Se empleó una amplia variedad de avances en el seguimiento por radar, telemetría de datos, instrumentación, comunicaciones espacio-tierra, guía a bordo y computación en tiempo real para apoyar el programa espacial estadounidense. Estos y otros desarrollos electrónicos proporcionaron la infraestructura necesaria para el aterrizaje exitoso de los hombres en la luna en julio de 1969 y su regreso seguro a la tierra.
La llegada de la Guerra Fría y el aumento del tráfico aéreo civil estimularon el desarrollo continuo del radar y su uso en la detección, la orientación, la navegación, la telemetría y el control remoto. Además de los problemas de la competencia con los soviéticos en materia de aviones militares, misiles y naves espaciales tripuladas y no tripuladas, las naciones occidentales resolvieron los aspectos políticos y económicos de los viajes aéreos internacionales programados. Los avances tecnológicos de principios de la década de 1950 incluyeron el radar de compresión de impulsos, que lograba una alta resolución con el ancho de banda de señal requerido. Estos y otros avances condujeron finalmente al radar de pulso-doppler. El radar de apertura sintética, o de “visión lateral”, mejoró la resolución de alcance cruzado. La alimentación de estos aparatos a partir de los motores de las aeronaves fue también un reto al que se dio respuesta con el desarrollo de un accionamiento hidromecánico de velocidad constante. Estos inventos dieron lugar a sistemas militares extremadamente complejos, como el misil tierra-aire Bomarc de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. También permitieron evitar las condiciones meteorológicas en el aire y los inicios de la observación meteorológica electrónica en tierra.
1950s
Los lenguajes de programación de alto nivel para otros sectores y aplicaciones todavía tenían que desarrollarse. Esto significaba que se requería un amplio abanico de conocimientos y cualificaciones para manejar un ordenador: desde los circuitos básicos del ordenador y su organización interna hasta el conocimiento experto del sistema operativo y los trucos para una programación eficiente. Por ello, los usuarios tenían una gran necesidad de servicios de consultoría. Ya a finales de los años 50, se crearon en Alemania consultorías que ofrecían servicios en el campo del procesamiento electrónico de datos. Entre las aplicaciones procedentes del procesamiento clásico de tarjetas perforadas que podían manejarse más rápida y cómodamente con estas máquinas electrónicas se encontraban la contabilidad de nóminas, la gestión de inventarios, el procesamiento de pedidos y la facturación automática. No fue hasta más tarde que los ordenadores se utilizaron de forma rutinaria para trabajos como la creación de bases de datos y la realización de análisis estadísticos para la dirección ejecutiva. La puesta en marcha de este tipo de aplicaciones exigía también que los especialistas adaptaran estos métodos a las necesidades específicas y que los implementaran como programas en los ordenadores instalados.