Miedo a la inteligencia artificial
En la primera mitad del siglo XX, la ciencia ficción familiarizó al mundo con el concepto de robots artificialmente inteligentes. Comenzó con el “desalmado” hombre de hojalata del Mago de Oz y continuó con el robot humanoide que se hacía pasar por María en Metrópolis. En la década de 1950, teníamos una generación de científicos, matemáticos y filósofos con el concepto de inteligencia artificial (o IA) asimilado culturalmente en sus mentes. Uno de ellos fue Alan Turing, un joven polímata británico que exploró la posibilidad matemática de la inteligencia artificial. Turing sugirió que los humanos utilizan la información disponible además de la razón para resolver problemas y tomar decisiones, así que ¿por qué las máquinas no pueden hacer lo mismo? Este era el marco lógico de su artículo de 1950, Computing Machinery and Intelligence, en el que discutía cómo construir máquinas inteligentes y cómo probar su inteligencia.
Por desgracia, hablar es barato. ¿Qué impidió a Turing ponerse a trabajar en ese mismo momento? En primer lugar, los ordenadores tenían que cambiar fundamentalmente. Antes de 1949 los ordenadores carecían de un requisito clave para la inteligencia: no podían almacenar órdenes, sólo ejecutarlas. En otras palabras, se podía decir a los ordenadores lo que tenían que hacer, pero no podían recordar lo que hacían. En segundo lugar, la informática era extremadamente cara. A principios de la década de 1950, el coste de alquilar un ordenador ascendía a 200.000 dólares al mes. Sólo las universidades prestigiosas y las grandes empresas tecnológicas podían permitirse el lujo de adentrarse en estas aguas inexploradas. Para convencer a las fuentes de financiación de que la inteligencia artificial era una actividad que merecía la pena, se necesitaba una prueba de concepto y el apoyo de personas de alto nivel.
Artículo sobre inteligencia artificial
La inteligencia artificial es la capacidad de las máquinas para realizar determinadas tareas, que necesitan la inteligencia de la que hacen gala los seres humanos y los animales. Esta definición se atribuye a menudo a Marvin Minsky y John McCarthy de los años 50, conocidos también como los padres de este campo.
La inteligencia artificial permite a las máquinas comprender y alcanzar objetivos específicos. La IA incluye el aprendizaje automático a través del aprendizaje profundo. El primero se refiere a las máquinas que aprenden automáticamente a partir de los datos existentes sin la ayuda de los seres humanos. El aprendizaje profundo permite a la máquina absorber enormes cantidades de datos no estructurados, como texto, imágenes y audio.
La IA fue un término acuñado por primera vez en el Dartmouth College en 1956. El científico cognitivo Marvin Minsky era optimista sobre el futuro de la tecnología. Entre 1974 y 1980 se redujo la financiación gubernamental en este campo, un periodo conocido como el “invierno de la IA”, en el que varios criticaron los avances en este campo.
Sin embargo, el fervor se reavivó después, en la década de 1980, cuando el gobierno británico empezó a financiar de nuevo la tecnología, especialmente porque le preocupaba la competencia con los japoneses. En 1997, el Deep Blue de IBM se convirtió en el primer ordenador en vencer a un Gran Maestro ruso, haciendo historia.
Historia de la inteligencia artificial en puntos
La historia de la inteligencia artificial (IA) comenzó en la antigüedad, con mitos, historias y rumores de seres artificiales dotados de inteligencia o conciencia por maestros artesanos. Las semillas de la IA moderna fueron plantadas por filósofos que intentaron describir el proceso del pensamiento humano como la manipulación mecánica de símbolos. Este trabajo culminó con la invención del ordenador digital programable en la década de 1940, una máquina basada en la esencia abstracta del razonamiento matemático. Este dispositivo y las ideas que lo sustentan inspiraron a un puñado de científicos a empezar a discutir seriamente la posibilidad de construir un cerebro electrónico.
El campo de la investigación de la IA se fundó en un taller celebrado en el campus del Dartmouth College (EE.UU.) durante el verano de 1956[1] Los asistentes se convertirían en los líderes de la investigación de la IA durante décadas. Muchos de ellos predijeron que una máquina tan inteligente como un ser humano existiría en no más de una generación, y recibieron millones de dólares para hacer realidad esta visión[2].
Chatbot
Para ampliar esta idea, McCarthy y sus compañeros del MIT que fundaron el campo de la investigación de la IA creían que ésta incluía cualquier tarea realizada por una máquina que requeriría que un humano aplicara su inteligencia si intentara la misma tarea.
La IA estrecha se refiere a las máquinas programadas para realizar una tarea concreta, como una tecnología de reconocimiento facial o un coche autoconducido. Estos sistemas suelen basarse en el aprendizaje automático, en el que se utilizan grandes cantidades de datos para entrenar un algoritmo. A medida que se introducen más datos, la máquina “aprende” a realizar mejor su tarea.
La IA general se refiere a las máquinas que son capaces de pensar, comprender y aprender de forma similar a los humanos. Las máquinas que se consideran con IA “completa” deben ser capaces de procesar una situación y tomar una decisión sin el entrenamiento previo de un humano.
Alan Turing, informático británico, es el nombre más destacado de esta época. Durante la Segunda Guerra Mundial, Turing desarrolló una máquina para descifrar el código Enigma de las fuerzas alemanas, que se utilizaba para asegurar las comunicaciones. Esta máquina serviría de base para las capacidades actuales de aprendizaje automático.