Visszajelzés
La inteligencia artificial (IA) es un término técnico que se refiere a los artefactos utilizados para detectar contextos o para realizar acciones en respuesta a los contextos detectados. Nuestra capacidad para construir tales artefactos ha ido aumentando, y con ella el impacto que tienen en nuestra sociedad. Este artículo documenta en primer lugar los cambios sociales y económicos provocados por nuestro uso de la IA, centrándose en particular, aunque no exclusivamente, en la década transcurrida desde la aparición en 2007 de los teléfonos inteligentes, que contribuyen sustancialmente al “big data” y, por tanto, a la eficacia del aprendizaje automático. A continuación, proyecta a partir de esto los retos políticos, económicos y personales a los que se enfrentará la humanidad en un futuro próximo, incluyendo recomendaciones políticas. En general, la IA no es una tecnología tan inusual como se esperaba, pero esta misma falta de forma esperada puede habernos expuesto a una urgencia significativamente mayor en lo que respecta a los desafíos conocidos. En particular, la identidad y la autonomía tanto de los individuos como de las naciones se ven desafiadas por la mayor accesibilidad del conocimiento.
La última década, y en particular los últimos años, han sido transformadores para la inteligencia artificial (IA), no tanto por lo que podemos hacer con esta tecnología como por lo que estamos haciendo con ella. Algunos sitúan la llegada de esta era en 2007, con la introducción de los smartphones. Como detallo a continuación, en su aspecto más esencial, la inteligencia es simplemente inteligencia, ya sea un artefacto o un animal. Es una forma de computación y, como tal, una transformación de la información. La cornucopia de información profundamente personal resultante de la vinculación voluntaria de una enorme parte de la sociedad a Internet nos ha permitido pasar a la forma digital un inmenso conocimiento explícito e implícito de la cultura humana a través de los cerebros humanos. En este caso, no sólo podemos utilizarlo para operar con una competencia similar a la humana, sino también para producir más conocimientos y comportamientos mediante la computación basada en la máquina.
Pros y contras de la inteligencia artificial
Estas tecnologías están impulsando una nueva ola de progreso económico, resolviendo algunos de los problemas más difíciles del mundo y aportando soluciones a algunos de los retos más profundos de la historia de la humanidad. La IA tiene el potencial de transformar muchos sectores, como las tecnologías de la información, las telecomunicaciones, el transporte, la gestión del tráfico, la atención sanitaria, la educación, la justicia penal, la defensa, la banca y la agricultura. Para aprovechar todo su potencial, los gobiernos deben crear políticas públicas que fomenten la innovación de la IA al tiempo que mitigan las consecuencias sociales no deseadas.
A medida que estas tecnologías avanzan en su uso cotidiano, también surgen preocupaciones sobre los posibles impactos negativos en el empleo, la privacidad personal, la sociedad, la economía y la política. Algunos expertos estiman que aproximadamente la mitad de nuestros puestos de trabajo serán ocupados por la automatización y la robótica en los próximos 15 años. Pero si las empresas necesitan menos trabajadores debido a la IA, ¿qué ocurre con los humanos que antes ocupaban esos puestos? Sin las salvaguardias adecuadas o la incorporación de consideraciones éticas, la utopía de la IA puede convertirse rápidamente en una distopía.
Los peligros de la ai
En un artículo de 2017 para Foreign Affairs, Kassia Yanosek y yo avanzamos la hipótesis de que los mayores impactos de la revolución de las tecnologías de la información (TI) podrían sentirse lejos de las TI: en las industrias tradicionales del petróleo, el gas y la electricidad.1 Eso es porque las TI estaban transformando el funcionamiento de esas industrias. Esa lógica de transformación puede ser especialmente profunda cuando se analiza un subconjunto de la revolución de las TI: la inteligencia artificial (IA).
Otros ensayos de esta serie explican lo que está ocurriendo con la IA y por qué es una revolución técnica tan importante.2 En este ensayo, analizaré cómo la IA podría estar afectando a la oferta y la demanda de energía y las implicaciones de la IA en la forma en que la sociedad moderna utiliza la energía: el cambio climático. En pocas palabras, el mensaje es que la IA ayuda a que los mercados sean más eficientes y a que los analistas y los participantes en el mercado comprendan más fácilmente fenómenos muy complejos, desde el comportamiento de las redes eléctricas hasta el cambio climático.
Pero la IA por sí misma no garantizará ese resultado sin unos incentivos políticos claros. Irónicamente, los mercados energéticos extremadamente inteligentes lubricados por la IA pueden facilitar el diseño de buenos incentivos políticos y, al mismo tiempo, facilitar a los consumidores la elección de los servicios y productos energéticos que compran para evitar la necesidad de reducir las emisiones. Incluso un gran esfuerzo para controlar las emisiones dejará mucho cambio climático, lo que significa que, en el futuro, gran parte de la “política climática” se centrará en la adaptación a los impactos climáticos y en la aplicación de respuestas rápidas en caso de emergencias climáticas.3 Los sistemas extremadamente inteligentes para adaptarse a los impactos del cambio climático pueden hacer que el coste de esa adaptación sea más transparente y, por tanto, políticamente difícil de reunir.
Ensayo sobre los efectos negativos de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial cambiará el futuro del trabajo en Estados Unidos, pero las consecuencias serán diferentes según las regiones y los sectores. Al igual que con los anteriores avances en la automatización, la IA conducirá a un aumento de los niveles de productividad, a la especialización de los puestos de trabajo y a una mayor importancia de las “habilidades humanas” como la creatividad, la resolución de problemas y las habilidades cuantitativas. Aunque la IA aumentará el crecimiento económico, estas ganancias no se distribuirán uniformemente. Las comunidades rurales que ya se enfrentan a altos niveles de inseguridad laboral sufrirán una presión adicional. La IA beneficiará a la mano de obra en algunos sectores, pero la amenazará en otros. La automatización complementará las funciones laborales en campos de gran crecimiento como la sanidad, donde no hay sustituto para los profesionales altamente cualificados, pero sustituirá los puestos de trabajo en industrias que dependen de rutinas estándar. Para abordar estas lagunas, los responsables políticos deberían centrarse en reestructurar los planes de estudio para reflejar las cambiantes demandas de habilidades, abordar la brecha educativa entre los adultos rurales y urbanos, y proporcionar alivio económico a los trabajadores que se ven obligados a abandonar el lugar de trabajo y aprender nuevas habilidades.